Me preguntó que pasa que no me convierto que me cuesta asumir con valentía y coherencia la realidad de la conversión tomando encuenta que es fruto del encuentro con el maestro, que pasa que aún veo la doble vida de los cristianos, que por un lado sembramos odio y por otro anunciamos el amor.
El anuncio de la cercanía del Reino, que es tema central en el mensaje de Jesús, porque "ya se ha cumplido el tiempo" (Mc 1,15), es una llamada urgente a un cambio radical de mentalidad y de conducta ("conversión"). Es la actitud previa para "creer". Jesús llama a la conversión, al perdón y a la fe "El Reino de Dios está cerca; arrepentíos y creed en la buena nueva".
Jesús envió a los Apóstoles con este mismo encargo de anunciar el Reino, llamando a la conversión y a la fe (Mt 10,7ss; Mc 6,12; Lc 9,2ss). En el envío final, el día de la ascensión, se concreta el encargo o la misión de "enseñar" y de "bautizar" (Mt 28,19; Mc 16,16; Lc 24,17ss). "La conversión a Cristo está relacionada con el bautismo, no sólo por la praxis de la Iglesia, sino por la voluntad del mismo Cristo, que envió a hacer discípulos a todas las gentes y a bautizarlas" (RMi 47).
La llamada que hizo San Pedro el día de Pentecostés, tiene las mismas características. Todo creyente es invitado a "abrirse" a los nuevos planes de Dios ("conversión"), para "bautizarse" y "configurarse" con Cristo, en un proceso permanente de fe, esperanza y caridad, pensando, valorando las cosas y amando como él (cfr. Hech 2,38). La conversión forma parte integrante del "kerigma" o primer anuncio, y no se puede imponer por ningún motivo. Es una gacia que suscita la actitud previa al perdón de los pecados.
Significado salvífico de la conversión
La palabra y el significado de la "conversión" o penitencia ("metanoia", cambio de mentalidad), indican diversos aspectos "Penitencia significa el cambio profundo de corazón bajo el influjo de la Palabra de Dios y en la perspectiva del Reino... la penitencia es la conversión que pasa del corazón a las obras y, consiguientemente, a la vida entera del cristiano" (RP 4). Incluye un cambio de mentalidad (en criterios, motivaciones, actitudes) y supone un despego de todo lo que sea contrario al amor (el pecado y el egoísmo). La conversión es un don de Dios (Jn 6,44), y este mismo don hace posible que la persona responda libre y generosamente. Por esto es "adhesión plena y sincera a Cristo y a su evangelio mediante la fe" (RMi 46).
Se anuncia a Cristo llamando a la conversión y al bautismo
Cuando se anuncia a Cristo muerto y resucitado, entonces se llama a una adhesión de fe, esperanza y caridad, por la conversión y el bautismo. "La Iglesia llama a la conversión... para que El Reino sea acogido y crezca entre los hombres" (RMi 20). Esta actitud se traduce en un proceso permanente de renovación en la vida personal, comunitaria e institucional, por parte de todos los bautizados. "La evangelización y, por tanto, la nueva evangelización comporta también el anuncio y la propuesta moral. Jesús mismo, al predicar precisamente el Reino de Dios y su amor salvífico, ha hecho una llamada a la fe y a la conversión" (VS 107).
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