La libertad cristiana nace de la fe y se sitúa en la fe, según la profunda frase de Lutero: "Esta es, por tanto, la libertad del cristiano: nuestra fe"; pero aquí precisamente manifiesta su dramatismo, ya que la fe del hombre es siempre parcial y limitada, y le acecha siempre lo que Heinrich Schlier ha llamado la tentación de la "autojusticia", a saber, la pretensión de ser justos por nosotros solos y de administrar solos nuestra libertad. La existencia humana aparece "prisionera de sí misma"; la libertad cristiana se perfila entonces como "liberación de esta existencia inevitablemente caída" y condenada, precisamente por haber caído, a recaer continuamente. "¿Por qué la existencia, puesta por cada mandamiento ante el interrogante de si quiere permanecer o no ligada a sí misma, se ve instada por la ley a liberarse de sí misma, pero luego vuelve a caer siempre de nuevo?... La respuesta es la siguiente: porque, al renunciar a Dios, ha renunciado también a la vida, y al caer en la trampa de sí misma, se entrega a la muerte... En el momento en que el hombre no quiere ya tender hacia Dios, sino que se empeña en permanecer en sí mismo -y ésta es la voluntad decidida de su existencia-, es cuando realmente se encuentra -y solamente entonces- cerca de la muerte. Porque la vida es Dios y Dios solamente es la vida. Separada de él, la existencia caída en su propia trampa lleva dentro de sí solamente la muerte. Dirigida sólo hacia sí misma, la existencia se ve rodeada en el fondo de sí misma sólo por la muerte".
De este círculo vicioso se sale únicamente por la fe y la gracia. El contraste insanable entre lo que la libertad siente que tiene que ser y lo que la libertaddel hombre realmente es sólo puede colmarlo la gracia. Este es el sentido de la enseñanza paulina -que resume el mensaje cristiano de la libertad-, caracterizada por un continuo pasar del "indicativo" al "imperativo", de lo que el hombre realmente es y lo que está llamado a ser en la libertad. Igualmente es verdad que el hombre nace libre; pero serlo verdaderamente sólo lo consigue en la gracia. Así pues, la síntesis del pensamiento de Pablo puede expresarse de este modo: "Haceos lo que ya (por gracia) sois"". La gracia es juntamente el fundamento de la libertad y la condición por la que ésta llega verdaderamente a actuarse. Se cierra así el círculo vicioso que lleva de la libertad original al pecado de los orígenes, y del pecado a la caída de la libertad y, por tanto, a la esclavitud y a la muerte.
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